“Es más probable que las personas mayores de segunda línea no estén empleadas ni jubiladas que otros empleados”

“Es más probable que las personas mayores de segunda línea no estén empleadas ni jubiladas que otros empleados”

Ia crisis sanitaria ha sacado a la luz a un grupo de empleados que ejercen profesiones necesarias para la continuidad de nuestra vida económica y social, la “segunda linea”designado por el Presidente de la República junto a los cuidadores en su discurso de abril de 2020. Entre ellos, trabajadores (en la agricultura y las industrias agroalimentarias, construcción, manipulación) pero también conductores, carniceros, carniceros, panaderos, vendedores de alimentos, cajeros de supermercado, limpiadores y limpieza, ayuda a domicilio, seguridad, etc.

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La misión encomendada por Elisabeth Borne en noviembre de 2020, cuyo informe fue publicado en diciembre de 2021mostró la dificultad de sus condiciones de trabajo y empleo, en particular a través de bajos salarios, diversas formas de trabajo arduo y bajas posibilidades de promoción durante el transcurso de… Sin embargo, a pesar de la riqueza del informe estadístico y la ambición de un diálogo renovado en las ramas en cuestión, el “reconocimiento” del papel esencial de estos empleados se detuvo en un bono excepcional dejado a la discreción de los empleadores en 2021, y además no específico de estas profesiones.

En el contexto del debate sobre la reforma de las pensiones, nos parece importante reconectar con el enfoque de misión y retomar un enfoque por profesión para analizar el final de las carreras y sus dificultades.

Los datos de la encuesta de empleo del INSEE ofrecen una primera aproximación, al desglosar la población de mayores de 50 a 64 años según su situación en el mercado laboral según su profesión. Los resultados muestran que los empleados que ejercen o ejercen como oficio un puesto de penúltimo renglón representan el 28% del total de personas mayores, o 3,6 millones de personas. Están empleados con un poco menos de frecuencia que otros trabajadores asalariados (58% frente a 66%), y estos son más trabajos a tiempo parcial (18% frente a 10%).

Alto riesgo de pobreza

Sin embargo, al estar ligeramente más afectados por el desempleo, y sobre todo por la inactividad fuera de la jubilación, los seniors de segunda línea tienen muchas más probabilidades de no estar ni ocupados ni jubilados (26% frente a 15%), situación asociada a un alto riesgo de pobreza según un estudio DREE de 2018. Muestra de la dificultad de sus trabajos, un tercio de ellos (9%) están en situación de invalidez, el doble de lo que se observa en otros trabajos. El paro y la inactividad, excluidas las pensiones, solo disminuyen lentamente con la edad: para determinados oficios, como albañiles, cajeros o limpiadores, esta situación sigue afectando a más de una cuarta parte de la población de entre 60 y 64 años. Lo más probable es que se refiera a la imposibilidad de jubilarse de estos trabajadores dada su trayectoria (número de trimestres y niveles salariales).

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