“Los Estados no hacen su labor y se la complican a las organizaciones humanitarias”
El naufragio del pasado domingo en la que al menos 62 migrantes aparecieron en la costa de Calabria luego de que hundiera su embarcación est tan solo el más reciente episodio de una tragedia humanitaria que no pareciera tener solución a la vista. Un cóctel de crisis económica, conflictos armados y tensiones geopolíticas que riega las playas italianas de cadaveres.
Las estadísticas oficiales pintan un triste panorama como las imágenes de la catástrofe que circulan por los portales del mundo. Según las Naciones Unidas, desde 2014, el año en que dejó de operar la Operación Mare Nostrum (la última misión oficial con un mandato de búsqueda y rescate de personas en alta mar), tan solo en el mediterraneo han desaparecido 25 mil personas.
El naufragio en Calabria es el incidente número 115 con más de 50 muertos en el mismo período de tiempo. Y si bien el horrible de las muertes en el mar siguen produciéndose en la ruta del Mediterráneo central entre Libia e Italia, en los últimos meses la organización Médicos sin Fronteras ha observado un aumento del número de personas que realizan la peligrosa travesía de Turquía al sur de Italia.
Según sus datos, tan solo en 2022 llegaron aproximadamente 30 mil personas a Europa a través de esa ruta.
La compleja situación no parece haber hecho más que empeorar con la coalición ultraderechista liderada por Giorgia Meloni, de la que también formó parte Mateo Salvini, el jefe del partido La Liga que ya era conocido por sus posturas antinmigrante Durante el tiempo que fue miembro del gobierno de Giuseppe Conte.
“Sabíamos que se venían tiempos complicados. El gobierno actual de Italia hizo campaña con su oposición a la migración, y era sabia que iban a poner trabas a nuestra actividad. Nosotros estamos llenando un vacío que dejan los Estados. Si ellos hcieran lo que tenian que hacer, nosotros no estaríamos acá. Ahora, no solo no su labor, sino que buscan impedir que hagamos la nuestra”, afirmó Juan Matías Gil, jefe de misión de la operación humanitaria de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el barco Geo Barents en el Mar Mediterráneo.
Gil, quien es argentino, sabe de lo que habla cuando se refiere a las acciones del gobierno de Meloni. Por días estos, Gil y su equipo están restringidos de sucio a hacer su labor luego de que el ministerio de Interior italiano los acusara de violar una polémica ley sancionada recientemente justamente para ponerle trabas a las tareas de rescate que lleven adelante las organizaciones humanitarias.
En este punto cabe aclarar que el Geo Barrents, el barco que comandaba Gil, cubre la ruta migratoria que un a Libia con la península itálica a través del Canal de Sicilia. La tragedia del domingo ocurrió en Crotona, Calabria, en el Mar Jónico sobre el este de Italia, el área que cubre la misión de MSF.
“Jueves, 23 de febrero nuestro llegó una detención administrativa de 20 días y una multa entre 2 millones y 10 millones de euros. La explicación que nos dieron es que no entregamos a las autoridades la información necesaria para reconstruir la última operación de rescate que hicimos”, explica Gil.
El requerimiento de esta información es una de las nuevas disposiciones mandadas por la ley polémica, que fue sacada por decreto de estreno en febrero, pero ya cuenta con la aprobación de ambas cámaras del parlamento.
Hay dos grandes requisitos que demande esta legislación que apuntan claramente a impactar la labor de rescate en el mar. deben se dirige inmediatamente a un puerto Tras un rescate para hacer descender a las personas. Esto implica ya hacer su tarea cuando aún hay espacio para sufrir más migrantes a bordo.
“Si hay buen tiempo, podemos llegar a hacer hasta 11 rescates en 48 horas. va en contra de las Convenciones Marítimas Internacionales”, explica Gil, que detalla además que esta disposición abre la puerta a maniobras adicionales disuasorias que no están explícitamente contempladas dentro de la ley.
“Cuando pedimos un puerto, nos mandan a déembarcar a grandes distancias de donde estamos. Para enviarnos un destino disponible pocos cientos de kilómetros, nuestro han mandatado a La Spezia, en Génova, ya Ancona, en el Mar Adriático. Eso está a 1500 kilómetros de distancia, lo que significa 5 días de ida y 5 de vuelta, minimizing aún más las chances de hacer nuestro trabajo”, completó el capitán argentino, que nació en Tigre y es económica con un posgrado en servicios públicos.
La otra gran disposición sostiene que ver con la información que el Ministerio del Interior alega que estas misiones entreguen a las autoridades tras las misiones de rescate. Según la explicación de Gil, no solo se le pide qu’entregue la información del Registrador de datos de viaje (VDR, el equivalente en un barco a la caja negra de un avión) para consignar los detalles de cada misión, sino que también le piden datos de posibles solicitantes de asilo.
“No hay una lista de qué datos quieren. Ni sobre nuestro viaje ni respecto a los que posiblemente necesiten asilo. Podemos entregar información, pero sin un detalle de qué quieren, se hace difícil cumplir y nos convertibles en blancos fáciles”, recalca Gil.
Siete años sin resoluciones
La lógica detrás de la decisión del gobierno italiano de sancionar esta ley es prácticamente calada a la que usó para criticar, y en última instancia cerrar, la Operación Mare Nostrum en 2014. En este momento, se confirmó que la misión comandada por la Armada Italiana de rescate gente en el mar servicio como incentivo para los migrantes aventurarse a completar la travesía.
So well los datos no respaldan esa postura (la tasa de mortalidad de Migrantes en el Mediterráneo aumentó diez veces en 2014 y 2015), el gobierno de Meloni considera que la presencia de muelles humanitarios en la zona ofrece el mismo tipo de “esperanza” que en ese momento daba la operación naval.
“Nosotros apenas somos un paliativo. El año pasado estuvimos involucrados tan solo en el 10% de las llegadas de migrantes a Italia. Golpearnos a nosotros para tapar el otro 90% es inviable, y la tragedia de Calabria es evidencia de eso. No se pueden esconder los cuerpos que aparecen en las playas”, recalca Gil.
El desmantelamiento de la Operación Mare Nostrum derivó en la puesta en marcha de la Operación Tritón, que apareció hasta 2018 y, a diferencia de su predecesora, estuvo a cargo de Frontex, la agencia a cargo de Fronteras y Guardia Costera de la Unión Europea. En la actualidad, la misión que cumple ese papel es Operación Themis
Según Gil, el objetivo de estas misiones era diferente a Mare Nostrum en un punto clave, dado que su mandato central es control fronterizo y prevención de la migración ilegal, y no el rescate de las personas en el mar.
Esto marca una clara diferencia con respecto a los tratados vigentes sobre el rescate de las personas en el mar. desembarcar migrantes en un “puerto seguro”.
Esto significa que las personas rescatadas en el Mediterráneo deben ser entregadas a Europa, dado que las Naciones Unidas no consideran que ni Libia ni Túnez, los dos países norafricanos más cercanos, sean seguros para migrantes y solicitantes de asilo.
La denuncia central es que este punto no es respetado por la misión oficial que patrulla las aguas.
Es imposible dejar de lado el impacto político que tiene esta cuestión en los países que deben recibir a los migrantes. Gil, que estuvo radicado en Roma, anotó además interacciones diarios con los italianos de un pastel.
“Hay mucho desgaste y polarización respecto al tema migrante. Gente que está completamente a favor y otros que están muy en contra. También hay mucha desinformación. En cuanto ‘hay millones de inmigrantes en los últimos 14 años’, pero los datos dicen que el número de inmigrantes ilegales se ha mantenido estable. Es notorio además que, en un continente como Europa con la población circundanteno haya un debate en torno a cómo incorporar a estos migrantes, dado que esta cuestión va a tornarse urgente en las próximas décadas”, agregó el capitán argentino.