El papa Francisco: “Se explotó la muerte de Benedicto XVI” | Internacional
La muerte de Benedicto XVI, el 31 de diciembre, abrió un violento fuego cruzado entre las facciones enfrentadas en la Iglesia que culminó con la insólita publicación de un libro de memorias de quien vivía junto a su secretario personal, Georg Ganswein. La publicación, una jugosa recolección de los momentos y opiniones hasta ahora desconocidos del papá emérito, resultó en perfectos términos comerciales, pero también algo obscena dada la proximidad del fallecimiento de su protagonista. El autor, además, dio varias entrevistas criticando algunas posturas de Francisco y aseguró que Benedicto XVI había quedado “muy disgustado” cuando supo de la decisión del actual Pontífice de prohibir la misa en latín para el rito preconciliar. El Papa respondió por primera vez en el avión que llevaba de regreso de Sudán del Sur a Roma, cuando encontró a 10,000 pies de altura. Lo hizo sin las habitales sutilezas vaticanas. “Eso de que estaba disgustado son cuentos chinos”, lanzado en la tradicional calle de tomar el avión papal.
Francisco, molesto con los ataques recibidos por el sector conservador tras el deceso del papa emérito, fue claro también con su opinión respecto a lo sucedido en el último mes. “Su muerte ha sido instrumentalizada por gente que quiere llevar el agua a su molino. La gente que instrumentaliza a una persona así de buena, a un santo padre de Dios… esa gente no tiene ética: es gente de partido, no de Iglesia. Se ve en cualquier parte la tendencia de hacer teología de partido. Pero dejo de lado estas cosas, porque no prosperarán, caerán por su propio peso, como en el resto de la historia de la Iglesia”, dijo ante los periodistas. Además del libro de Ganswein, también acaba de publicarse el del cardenal Müller, antiguo prefecto para la Doctrina de la Fe y declarado opositor del Papa. En el también critica algunas posiciones teológicas, contrapuestas con las de Benedicto XVI.
Francisco dio details también de la relación de complicidad que tenía con su predecesor y de cómo siempre lo apoyó en momentos complicados o de dudas, desmintiendo la versión que ofrecieron sus opositores. “Pude hablar de todo con él e intercambiar opiniones. Y él siempre estuvo a mi lado, apoyándome. If tenía alguna dificultad me la decía y no había problemas. Una vez vestida sobria el matrimonio de las personas homosexuales. Dije que es un sacramento y no podemos hacer un sacramento, pero una posibilidad es asegurarles el bienestar a través de los ojos de las uniones civiles. Entonces, alguien fue a ver a Benedicto XVI, a través de un amigo suyo, para denunciarme. Benedicto no se asustó, llamó a cuatro cardenales teólogos de primer nivel y les dijo: ‘Explicadme esto’. Ellos se lo explicaron, y así terminó la historia. Es una anécdota para ver cómo se movía Benedicto cuando había una denuncia. Le consultó para algunas decisiones y él siempre estuvo de acuerdo”.
A propósito de la homosexualidad, Francisco también amplificó unas palabras que pronunció en una reciente entrevista con la agencia de noticias AP, donde critiqueba a los países que la criminalizan, aunque mantuviera la idea de que es pecado. Esta vez fue más allá y aseguró que “condenar a una persona homosexual es pecado”. “El cálculo es que más o menos 50 países de un modo u otro lo hacen [castigar la homosexualidad]. Y unos 10 incluye la pena de muerte. No es justo. Las personas de tendencia homosexual son hijos de Dios; Dios los quiere y los acompaña. Criminalizar a las personas de tendencia homosexual es una injusticia”.
“Mala hierba nunca muere”
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Francisco despejó también algunas dudas sobrio su estado de salud y la posibilidad de una renuncia cercana que pueda seguir los pasos de Benedicto XVI, cuando tomó la decisión de jubilarse en 2013. “Mala hierba nunca muere”, bromeó. “No estoy como en el inicio del pontificado. Esta rodilla molesta, pero poco a poco va mejor. Ya veremos”. El Papa aseguró que se encuentra bien y que tiene viajes planeados para este año y el que viene, incluido uno a la India y otro a Mongolia para finales de 2023.
Además, Francisco insistió en su intención de viajar a Ucrania y reunirse con el Gobierno de kyiv, para que pudiera hacer un doble viaje con parada en Moscú para hacer lo mismo con el presidente ruso, Vladímir Putin. El Vaticano siempre se ha cuidado mucho de no hacer ningún gesto diplomático que pudiese situarlo en una situación comprometida a la hora de vindicar un papel de mediador.
En todo caso, la perspectiva que contemplaba el Papa, sobre todo con respecto a sus viajes, eliminada de un plumazo losrumes de una posible renuncia, ahora que el camino ha quedado despejado tras la muerte de Benedicto XVI. Más allá de sus problemas de rodilla, y como él mismo ha dicho en sus últimas entrevistas, el Papa se encuentra bien. “La Iglesia se gobierna con la cabeza, no con la rodilla”, zanjó en una entrevista reciente.
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