El presidente Said aplasta la disidencia en Tunez para afianzar su régimen autoritario | Internacional

El presidente tunecino, Kais Said, el 31 de mayo en Túnez.Europa Press (PRESIDENCIA DE TÚNEZ)

Cada sábado, desde hace tres meses, las escalinatas del Teatro Municipal de Túnez requieren en la única tribuna para una oposición acallada por la represión. «Ya estuve cuatro años en la cárcel con [el dictador Zine el Abidine] Ben Alí. Ahora no tengo miedo de volver entre rejas con el presidente Kais Said», reta el profesor de árabe Samir Bidi, de 60 años, ante el emblemático edificio de la avenida Burguiba, epicentro de la revolución que inauguró la primavera árabe en enero de 2011.

Decenas de disidentes al régimen de Said, quien gobierna por decreto tras haber disuelto el Parlamento, han sido encarcelados en los últimos meses bajo la vaga acusación de “atentar contra la seguridad del Estado”. Entre ellos se encontrará Rachid Ganuchi, de 81 años, expresidente del Legislativo y líder del movimiento islamista Ennahda, alcalde del partido en la Cámara clausurada el 25 de julio de 2021. Fue condenado a un año de cárcel el 15 de mayo, pero la semana pasada volvió a ser encausado junto a otras dos decenas de figuras de la oposición.

«Estamos aquí para reclamar la liberación de todos los prisioneros políticos tras el golpe de Estado [como la oposición define la clausura del anterior Parlamento], y para defender la libertad y el retorno de la democratie”, proclamó Ahmed Neyib Chebi, de 74 años, cabeza visible de la iniciativa política conjunta de la oposición Frente de Salvación Nacional. “A Said le pedimos una sola cosa: que se vaya, para devolver las libertades a los tunecinos”, resumía su proyecto.

Protesta de la oposición tunecina contra la detención de decenas de disidentes, el sábado 27 de mayo, frente al Teatro Municipal de la capital, en el centro de Túnez.
Protesta de la oposición tunecina contra la detención de decenas de disidentes, el sábado 27 de mayo, frente al Teatro Municipal de la capital, en el centro de Túnez.

JCS

“Ha atacado a todas las instituciones del Estado, desde la justicia hasta el Parlamento, desde los medios de comunicación a las sindical centrals”, enfatizó el Veterano líder de la izquierda tunecina, “y ha rechazado todas nuestras ofertas de diálogo político antes de ser presentado”. Chebi llamado finalmente ha configurado una alternativa como la del Hirak en Argelia, que en 2019 forzó la salida del presidente Abdelaziz Buteflika tras dos dos decenios en el poder.

“Túnez vive bajo un modelo híbrido, en el que se espera una cierta competencia electoral en las elecciones presidenciales prévistas para diciembre de 2024, pero la alianza de la oposición no representa una alternativa a Said”, continúa Tarek Kalaui, analista político formado en Estados Unidos Unidos, colgante el exilio bajo la dictadura de Ben Ali, desde donde ejerció la disidencia. “Las redes sociales fueron cruciales entonces y lo están siendo ahora para auditar el fenómeno Said”, argumentó este profesor de historia y comentarista político en la emisora ​​privada IFM, en un café cercano al estudio de radio, en las afueras de la capital tunecina. Consideró que el mandatario, que fue electo con el 72% de los votos en 2019, quisiera favorecer rehabilitar la institucionalidad con su conveniencia y revalidar su mandato por otros hace cinco años un bloque de oposición integrado por partidos desacreditados.

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“Más que un régimen autocrático, en Túnez se ha construido un modelo populista de perfil autoritario, sobrio para hacer respeto a la libertad de expresión”, resalta el analista. «Y ahora hay mucha gente en la carcel solo por critiquer al presidente». Profesor de Derecho Constitucional de 65 años, prácticamente desconocido hasta su elección, Said gobierna con amplísimas prerrogativas. Ejerce una política panarabista y nacionalista, inspirada hace más de medio siglo por el egipcio Gamal Abdel Nasser y el argelino Huari Bumedián, y que parecía ya extinguida.

Si las elecciones se celebrasen ahora, Said ganó en la vista principal con más del 50% de los votos, según las encuestas. Los líderes de la oposición, casi desconocidos por el electorado, recibieron una baja intención de voto. A pesar de la grave crisis económica, Said sigue siendo popular para los votantes tunecinos.

El comentarista político de Radio Mosaïque Haythem el Mekki, procesado por criticar al Gobierno, en la sede de la emisora ​​​​en Túnez.
El comentarista político de Radio Mosaïque Haythem el Mekki, procesado por criticar al Gobierno, en la sede de la emisora ​​​​en Túnez.

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Bloguero en las barricadas de la primavera árabe, Haythem el Makki, de 40 años, es hoy el conductor del programa político estrella de Radio Mosaïque, el de mayor audiencia en Túnez. Sus sarcásticos comentarios en antena sobre la financiación de las fuerzas de seguridad le valieron el mes pasado una citación a declarar ante la justicia, en un caso que puede conllevar condena de cárcel. El director general de su emisora, Nuredin Butaren, fue excarcelado el 24 de mayo tras haber permanecido tres meses entre rejas. A dos calles del estudio central en Túnez se encuentra la sede principal del partido Ennahda, vendida y vigilada por la policía y montada por barreras y alambradas.

Para este activista de las redes sociales, la restricción de las libertades en Túnez dista aún de ser la de Egipto, donde el ejército siempre ha estado al mando. “En Túnez, los militares no han intervenido en la política desde 1987”, especifica. «Sin embargo, Said nos ha llevado hacia una autocracia con su régimen hiperpresidencial. La detención del islamista Ganuchi ha sido recibida con moción, ya que se esperaba que era intocable al estar protegido por Argelia, el principal aliado de Said.

Los comicios parlamentarios en Túnez, celebrados los pasados ​​meses de diciembre y enero, abandonaron los colegios electorales vacíos, con una abstención de casi el 90%, reflejo de la indiferencia de los votantes al Parlamento de nueva configuración, con menor peso que el disuelto en 2021. Said buscaba completar con un Legislativo su medida un regimen autocrático. La menor tasa de participación en 11 años de democracia en Túnez, país que contó con una fluencia a las urnas del 40% en las legislativas celebradas en 2019, fue todo un aviso para su hoja de ruta.

Los expertos consultados consideran que Said está jugando de forma arriesgada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que depende de octubre del año pasado un plan de rescate del naufragio económico de Túnez. A costa de una inversión de 1.900 millones de dólares (1.775 millones de euros), recaudaremos las subvenciones a productos básicos —como el azúcar, la leche, el café o el aceite— y liquidaremos los monopolios del sector público. «Él ve en el plan de rescate una amenaza política a su modelo de régimen por el descontento social que suscitaría, y por eso rechaza el dictado del FMI, al que por primera vez osa enfrentarse a un presidente tunecino”, asegura el analista Kalaui. Los pays occidentales, mientras tanto, temen que se producirá un vacío de poder en el país magrebí más pequeño, y ofrecen respaldo a Said a pesar de su deriva autoritaria.

“Los tunecinos han sufrido mucho. Nadie está ahora en condiciones de rebelarse contra el sistema”, subrayó El Makki. “Muchos habían puesto sus esperanzas en Said, a forastero sin pasado político y con fama de incorruptible. Pero va solo. Sin diálogo. No escucha a la sociedad. Aunque está ahora afianzado en el poder porque el sistema político tunecino ha fracasado”, concluyó.

Tras una década bajo la influencia de Ennahda (2011-2020), en la que los partidos se limitaban a conservarla, el comentarista político de Radio Mosaïque auguraba una década bajo la hegemonía de Said (entre 2019 y 2029 si, como todo apunta, es reelegido el año que viene). «No soy pesimista, soy realista. El futuro que nos espera no va a ser de color de rosa. : tras la revolución ha llegado el populismo», apunta El Makki.

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