Imam Iquioussen expulsado a Marruecos tras varias novedades legales

Las autoridades belgas expulsaron, en la noche del viernes 13 de enero, al imán marroquí Hassan Iquioussen, de 58 años, a Casablanca. Detenido el 30 de septiembre cerca de la ciudad de Mons, desde entonces había multiplicado los trámites para intentar eludir esta medida, así como su regreso a Francia, donde desde finales de julio era objeto de una medida de expulsión. El Ministro del Interior, Gérald Darmanin, le reprochó “un discurso proselitista intercalado con declaraciones que incitan al odio y la discriminación, portadoras de una visión del Islam contraria a los valores de la República”.

El jueves 12 de enero, el Consulado General de Marruecos en Lieja emitió finalmente un pase autorizando la salida del predicador del expediente «S», poniendo así fin al quebradero de cabeza legal al que se enfrentan las autoridades belgas.

“El predicador del odio ha sido despedido (…). No hay lugar para extremistas extranjeros en nuestro país”, comentó, en Twitter, Nicole de Moor, Secretaria de Estado de Asilo y Migración de Bélgica. También agradeció a las autoridades francesas por su « buena cooperación. El séquito del Sr. Darmanin evocó, el viernes por la noche, » una gran victoria contra el separatismo”.

Tras la detención del imán, la justicia belga rechazó los términos de la orden de detención europea emitida por París. El Sr. Iquioussen no se encontraba en Francia cuando el Consejo de Estado validó definitivamente su orden de expulsión el 31 de agosto. Y, en ese momento, las autoridades de Rabat por su parte se negaron a emitir el pase que les habría permitido ser deportados a Marruecos.

Dominadas largas

Inicialmente, el Sr. Iquioussen había obtenido decisiones favorables en Bélgica, la justicia de Tournai, luego Mons, reconociendo la ilegalidad de una posible entrega a Francia ya que la ley belga -y europea- no prevé sanciones penales en caso de «evasión de la ejecución de una medida de expulsión », que era la incriminación retenida por Paris.

Sin embargo, el predicador sería entonces colocado en un “centro de retorno cerrado” cerca de Lieja, ya que no tenía derecho a permanecer en Bélgica. Y por lo tanto se ve dando a entender una orden de abandonar el territorio. En la etapa siguiente, sus abogados no ganaron su caso ante el Consejo de Litigios de Extranjería, un órgano de apelación que consideró en particular que, si regresaba a Francia, el Sr. Iquioussen tendría derecho a un juicio justo.

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Sin embargo, el gobierno belga comprendió muy rápidamente que las autoridades francesas no tenían la intención de volver a cargar con el imán y contaban con una expulsión a Marruecos decidida por Bélgica. «El objetivo de Francia es que Hassan Iquioussen permanezca fuera del territorio nacional», confirmó en su momento una fuente gubernamental en París.

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