IPC: Perspectivas de Inflación | Comerciantes

La inflación retrocede tanto en España como en el resto de Europa, para alivio del bolsillo de los consumidores. Los precios, medidos por el IPC, cayeron dos décimas Durante el mes pasado y se estabilizaron en la eurozona, reduciendo la tasa interanual hasta el 3,2% y el 6,1%, respectivamente. Ahora la principal incógnita es si la tendencia justifica una pausa en la subida de tipos. La respuesta es que la desescalada debería afianzarse en los próximos meses, au con altibajos, sin necesidad de fuertes vueltas de killa monetaria, adicionalmente a las ya instrumentadas por el BCE. Esto en base a una hipótesis que conviene aclarar.

En primer lugar, se confirmó que el choque de recursos energéticos y de suministros que están en el origen del proceso inflacionario, en particular de alimentos, se ha revertido parcialmente. La tendencia sufrirá vaivenes, por la volatilidad qu’acteriza estos mercados y su vulnerabilidad ante las tensiones geopolíticas, cuyo déenlace es todavía en impredecible. No obstante, bajo el supuesto de un entorno externo sin grandes sobresaltos, se prevé una menor aportación al IPC de los componentes exógenos.

Por lo tanto, la inflación no depende de los factores que provocaron el brote inicial, sino de la dinámica interna de los precios, es decir de la evolución de las rentas payales y de los márgenes empresariales. Este es el dominio inescrutable de las expectativas y de la capacidad de cada agente de recuperar el poder adquisitivo perdido. Cabe recordar que el año pasado la remuneración media por asalariado tuvo el mayor descenso en términos reales desde que arranca la serie a mediados de los 90.

Aunque el futuro de estas dinámicas es difícil de pronosticar, el asalariado firme trajo un importante elemento de previsibilidad: el asalariado estipuló que los salarios del sector privado aumentarían al menos un 4% este año, y un 3% tanto en 2024 como en 2025. En términos efectivos, las remuneraciones podrían crecer ligeramente por encima de la referencia fijada para este ejercicio, ya que el empuje del SMI más que la compensación el menor incremento del sector público. Todo ello, junto con el leve avance previsto de la productividad laboral, redundaría en una portación del factor trabajo al deflactor del PIB (el mejor barómetro de los precios internos), y de 1,7 y 1,3 puntos los siguientes retrocesos.

Los márgenes, por su parte, ya han recuperado los niveles prepandemia, a tenor de los resultados del primer trimestre, modo que una estabilización es factible de cada al futuro. Desde luego, la actual debilidad del consumo no deja espacio para una subida adicional de los márgenes. En base a esta hipótesis de estabilización, el superávit empresarial todavía aportó 2,8 puntos al deflactor del PIB de este año (por el efecto arrastre que proviene del nivel elevado alcanzado en el primer trimestre). Posteriormente, su evolución estaría en línea con lo anticipado por las remuneraciones, consonancia con la hipótesis de «paz social».

Sumando las aportaciones de las remuneraciones y de los excedentes se obtiene una senda de crecimiento del deflactor del PIB del 4,7%, 3,5% y 2,6% para los próximos tres años (ver gráfico). La previsión, aunque todavía superaría el objetivo del 2%, es prudente y eso implica que los salarios no recuperarán todo el poder adquisitivo perdido, y que los margenes quebrarán la tendencia alcista de los últimos tiempos. Por las mismas razones, la desinflación también está en marcha en el resto de la zona euro, por lo que la tendencia será menos pronunciada como en España por la situación de cuasi pleno empleo en algunos países miembros.

Con todo, la desescalada del IPC, aún gradual y en dientes de sierra, parece tener instalado, justificando una próxima pausa de las subidas de los errores tipográficos de interés. Pero un regreso a la era de la expansión monetaria es la inversión en un horizonte determinado.

CIP

El reflujo de la inflación se extiende por toda la zona euro, especialmente en las economías más afectadas por el alza de precios como Alemania y los países del norte. La tendencia también es favorable en Países Bajos, único socio europeo con un IPC al alza, pero por efectos base. De Bélgica y Luxemburgo, España es el país con mejor resultado: el IPC aumenta un 2,9% en términos interanuales, menos de la mitad de la media de la eurozona. El precio de los alimentos empieza se ha moderado en la zona euro, así que desde niveles altos.

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