Adiós a la leyenda que luego se hizo futbolista

Ley. a las 18:16

ES


Ibrahimovic cuelga las botas después de golear en las últimas cuatro décadas

Sus goles, su ego, su humanidad con los más pequeños, sus problemas con Guardiola… Ibra ya es parte de la historia reciente del fútbol

El fútbol es un deporte de contrastes: los que ganan y los que pierden, los que atacan y los que defienden, los que juegan y los que se quedan en el banquillo… los simpáticos y los antipáticos, aunque estos últimos se han perdido con los años

En tiempos donde la comunicación y la sociedad buscan convertir a los futbolistas en ejemplos, hay un jugador que, pese a su edad, aún creía mayor que el resto, que había nacido para ser leyenda, que todavía osaba decir que una competición no valía nada sin él o que el Balón de Oro no era más que una farsa para los ‘queda bien’. En consecuencia, El reciente retirado de Ibrahimovic es algo más que la retirada de un jugador, es la pérdida de la figura antipática por definición, que decía todo lo que se pasaba por la cabeza ante los medios sin importarle las consecuencias.

Ibrahimovic renuncia

| DEPORTE

Un jugador de eternos contrast

Luego, claro, llega la pérdida de fútbol. Hay que ser muy bueno para que, convertido en un personaje tan singular, se te vaya a recordar más por lo que ‘has dicho’ sobre el verde que fuera de él. Nunca sabremos si se le comió el personaje en ciertos momentos, pero lo cierto es que si él aseguraba ser siempre el mejor, en el campo las palabras se traducían en hechos.

Ibrahimovic, además de más de 800 partidos y casi 500 tantos en las mejores ligas del mundo, dejó para el recuerdo auténticos golazos repletos de técnica, potencia y elasticidad. Con el tiempo se convirtió en uno de los ‘9’ más completos del siglo. Siempre celebrando con los brazos abiertos y cara de pocos amigos.

Para el recuerdo quedará la chilina qu’annotó con Suecia ante Inglaterra y que le brindó el premio Púskas. O la carrera maradoniana ante el NAC Breda con el Ajax. O los goles ‘taekwondistas’ con la zamarra de Inter y Milán. El gol en el clásico ante el Madrid a centro de Dani Alves. Porque Zlatan era eso: una chilena repleta de fuerza, potencia, elasticidad y locura y luego una jugada más propia de un pelotero bajito. Una eterna y fabulosa contradicción. Sueco con sangre caliente y jugó con cuerpo de tanque.

Ibrahimovic, durante la chilena que dio el premio Puskas

| EFE

Egocéntrico, pero gallardo compañero

Supo convivir Ibra con un egocentrismo demedido y se ganó el cariño de muchos de sus compañeros por su entrega y su talento, pero sobre todo por saber erigirse siempre como un líder de vestuario. Y sino que se lo pregunten al Milan.

Llegó con la treintena bien cumplida asegurando que iba has convertido al Milan en un equipo ganador que volviera a saborear el éxito. Pocos meses más tarde, el conjunto ‘rossonero’ se proclamaría campeón de la Serie A. Un tipo con las ideas claras, pero sobre todo con una cámara por ganar sin medida, capaz de enfrentarse a cualquiera. Lo hizo con Pep, al que tildó de «philosofo».

Ibrahimovic, con la zamarra del Inter

| EFE

Pero en esa personalidad feroz, arrogante y más que chulesca en ocasiones se escondía un tipo cercano con los más pequeños, que tendía a utilizar esa ‘máscara’ antipática de cara al público para alimentar aún más sur personaje figura y. Bojan, en las recientes entrevistas que ha concedido, no se ha cansado de decidir que no existe mejor compañero que el sueco.

Ayer, con 41 años y tras una temporada lesionada, Ibrahimovic decidió que su fútbol escribía ya la contraportada del libro. No se lo dijo a nadie y lo anunció por sorpresa cuando el Milan solo pensaba en despedirlo como se merecía. Cosas de Ibra. En Malmö, Ajax, Milán, Turín, Barcelona, ​​París, Manchester y Los Ángeles no van a olvidarlo. Es hora de descansar y de guardar la máscara. Aunque quizás no fuera una máscara. Quizás era el personaje. O quizás no era ni máscara ni personaje. Quien sabe. Nuestro quedaremos con esa duda. Y con sus años de fútbol, ​​claro.