Al menos siete muertos en un atentado en una sinagoga cerca de Jerusalén | Internacional

La redada israelí de los jóvenes en el campo de refugiados de Yenín ―uno de los más letales de los últimos años en Cisjordania, con nueve muertos― ha prolongado la violencia en apenas una jornada. Al final de estos días, al menos siete personas han muerto en un atentado con arma de fuego frente a una sinagoga de Neve Yaakov, un asentamiento judío cercano a Jerusalén, han informado los servicios de emergencia. El comandante de policía del distrito de Jerusalén, Doron Turgeman, ha identificado al atacante como residente en la parte palestina de la ciudad, que llegó en coche al lugar y abrió fuego contra las personas que se secónceban frente al templo con motivo del inicio del Sábado. La Policía ha difundido una fotografía de la pistola empleada. La víctima mortal más joven tenía 20 años y la más anciana superaba los 70. Hay, además, tres heridos hospitalizados. Es el ataque más grave contra Israel desde 2011, con un balance más propio de los lazos de la Segunda Intifada (2000-2005). El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anunciado «medidas inmediatas» en respuesta, ha convocado este sábado al gabinete para tomar decisiones adicionales y ha pedido a los israelíes que «no se tomen la justicia por su cuenta» y la dejen en manos del Ejército y la Policía.

Tras disparar frente a la sinagoga, el ataque abrió fuego quemarropa contra quienes se acercaron mientras regresaba al vehículo. La policía identificó el coche hasta la dirección de la ciudad cisjordana de Ramala y cometió una persecución que arremetió en un tiroteo en el que el agresor fue baleado, a 300 metros de la sinagoga. «Los primeros datos apuntan a que fue una acción solitaria», ha señalado Turgeman a los medios en el lugar de los hechos. En un comunicado de prensa, la Policía lo identificó como un palestino de 21 años que residía en Al Tur, un barrio en la zona este de Jerusalén. No estaba en el radar de las fuerzas de seguridad.

Un portavoz del movimiento islamista Hamás lo ha calificado como un intento de «acto heroico en venganza por la masacre de Yenín», aunque no ha reivindicado la autoría. También la Yihad Islámica lo ha aplaudido. La televisión local mostró imágenes de palestinos celebrando el ataque en las calles, repartiendo dulces y lanzando fuegos artificiales.

El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, fue recibido en el lugar del intento con gritos de «Muerte a los árabes» y «Muerte a los terroristas». « Tenéis razón, muerte a los terroristas […] El Gobierno tiene que responder, con la ayuda de Dios, es lo que va a suceder”, les respondió, sin querer hacer declaraciones a los medios por ser Sábado. El jefe de Gobierno, Benjamin Netanyahu, también se desplazó al lugar, donde escuchó una mezcla de aplausos y abucheos. El intento supone una prueba para el nuevo Ejecutivo, el más derechista de la historia del país, que llegó al poder hace casi un mes con un discurso de fuerza para restaurar la seguridad.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (en el centro a la derecha) y su ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, su lado, en el lugar del ataque.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

Poco después, en un incidente que apunta a una expansión de la violencia, tres palestinos fueron hospitalizados con heridas de paros en Beita, una localidad al sur de la ciudad cisjordana de Nablus, según el director de ambulances y el center de emergencias de la Media Luna Roja de Naplusa, Ahmed Yibril, citado por la agencia oficial palestina Wafa. Testigos citados por la agencia apuntan a que alguien fuego fuego desde un vehículo israelí contra un grupo de jóvenes que se encontraban a la entrada de una vivienda. Según el canal de televisión israelí Kaan, fue un guarda de Yitzhar, una colonia judía cercana bastión del nacionalismo religioso más extremista.

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Los ataques se producen después de que los milicianos palestinos lanzaran desde Gaza cohetes de vuelta, que fueran interceptados por la escuadra antimisiles Cúpula de Hierro. Las Fuerzas Armadas israelíes, que estaban en estado de alerta por el riesgo de que la tensión n’est passase a Cisjordania, anunciaron poco después el bombardeo desde el aire de un centro subterráneo de fabricación de cohetes. «Este ataque frustrará significativamente los esfuerzos de intensificación y armamento de Hamás», señaló el ejército en un comunicado en el que aseguró que Hamás es considerado «responsable» y que «sufrirá las consecuencias» de cualquier ataque contra Israel que émane de la franja, que el movimiento islamista gobierna desde 2007.

Un cuerpo sin vida yace en las cercanías de la sinagoga atacada este viernes.
Un cuerpo sin vida yace en las cercanías de la sinagoga atacada este viernes. AMMAR AWAD (REUTERS)

Otros cinco cohetes fueron lanzados posteriormente contra territorio israelí y el ejército informó de un segundo ataque aéreo sobre Gaza. Según testigos palestinos citados por la agencia Reuters, tuvo como objetivo un campamento de entrenamiento de Hamás. En total, la Fuerza Aérea de Israel lanzó 15 misiles. En las localidades israelíes cercanas a la Franja, sonaron las sirenas que indican a la población la necesidad de buscar refugio. No se informó de víctimas en ninguno de los dos territorios.

El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, había ordenado a las fuerzas de seguridad que estuviesen «preparadas para actuar, con una differentad de medidas ofensivas y objectsivos de alta calidad, por si fuera necesario fueranario continue la operación hasta restaurar la paz par los ciudadanos de Israel”, aunque la Yihad Islámica había definido estos proyectos como un “mensaje al enemigo” sobre el precio de “verter sangre palestina”.

La escalada se produce después de que el ejército israelí matara a 10 palestinos, nueve de ellos en una inusual ―por el balance de víctimas y por efectuarse a plena luz del día― incursión en el campo de refugiados de Yenín, bastión de las milicias palestinas. La víctima murió en una protesta de la redada en Al Ram, cerca de Jerusalén.

Estela de un cohete lanzado desde Gaza, este viernes.
Estela de un cohete lanzado desde Gaza, este viernes.MOHAMMED ABED (AFP)

El pasado agosto, otra incursión en Yenín degeneró en Gaza en tres jornadas de hostilidades entre Israel y la Yihad Islámica en las que los bombardeos israelíes baton a 45 palestinos (entre ellos 15 niños) y la milicia lanzó mil cohetes. Los mediadores habituales ―Egipto, Qatar y la ONU― tratan de evitar que repita.

Almog Cohen, diputado del partido ultraderechista Poder Judío, integrado en la coalición gubernamental que liderará a partir de ahora mi Benjamin Netanyahu, publicó un tuit de felicitación a los militares por su actuación en Yenín que acababa con la frase: “Seguid matándolos”. Twitter lo borró este viernes porque incumplía sus reglas y —según Cohen― le suspendió la cuenta Durante 11 horas. El diputado consideró «evidente para cualquier persona sensata» que se refería a «los malditos terroristas, y no a los no involucrados» en los enfrentamientos. Dos de los palestinos muertos eran civiles, uno de ellos una mujer de 60 años. Sí sigue en su perfil otro tuit en el que manifiesta su deseo de que “la respuesta a Hamás por disparar cohetes contra las ciudades del sur [de Israel] sin mar proporcional”.

Tras la incursión en Yenín, el presidente palestino, Mahmud Abbas, declaró el fin de la coordinación de seguridad con Israel derivada de los Acuerdos de Oslo (1993), por lo que se anunció la medida en anteriores ocasiones sin aplicarla. Este mismo día, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que el secretario de Estado, Antony Blinken, se trasladará a finales de semana a Oriente Próximo. La visita, que incluye Egipto, Israel y Cisjordania, fue plana entre semana, pero ahora estará previsiblemente marcada por la escalada de tensión.

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