El cine, cada vez más caro, corre el riesgo de convertirse en un producto de lujo

La inflación también llega al cine. El precio medio del billete es de 7,20 euros en 2022, un incremento del 2,2% en un año, y un 6% respecto a 2019. Y en cuanto se modernizan las habitaciones, los precios suben.

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“Nuestros visitantes están dispuestos a pagar más por más experiencia. La satisfacción de nuestros clientes, en relación al precio, es mayor en nuestras habitaciones premium que en nuestras habitaciones estándar”señala Eddy Duquenne, director general de Kinépolis, que cobra 2 o 3 euros extra por una zona de confort «asiento acogedor», incluso 6 o 7 euros más por una sesión en 4DX (sillones que se mueven con la acción de la película) o Imax 3D (pantalla grande y en relieve). Esto equivale a casi 20 euros por una entrada de cine premium.

Es el caso de Kinepolis en Nîmes (18,70 euros en 4DX) o Pathé Parnasse (18,50 euros, con asientos más amplios y reclinables, proyección láser y sonido Dolby Atmos). “En las películas más importantes, una de cada tres entradas se realiza en uno de nuestros 70 cines premium franceses y estas entradas son sistemáticamente las primeras en venderse. Esto demuestra claramente el creciente apetito de los franceses por estos formatos”., subraya Jérôme Seydoux, copresidente del grupo Pathé. Pero a este precio, ¿vale la pena el cuarto oscuro?

Proyección de 20 o 30 euros

La comodidad y la tecnología sí que aumentan el precio medio de las sesiones: según el Centro Nacional del Cine y la Imagen en Movimiento (CNC), había que pagar una media de 14,14 euros en 2022 (+3,2% de incremento en un año) para ir a una habitación premium en Francia. “El número de entradas vendidas entre 20 y 30 euros se multiplica por 2,7 respecto a 2021, para llegar a 1 millón de entradas en 2022”indica el CNC.

Con precios récord, ¿no da el cine francés la imagen de un producto de lujo? Cuando Netflix permite -por 5,99 a 17,99 euros al mes- acceder a un catálogo de más de 6.900 títulos hasta la fecha, la proyección a 20 o 30 euros se vuelve inasequible. Según un estudio con el título explícito – “¿Por qué los franceses van menos al cine? » – y publicado en mayo de 2022 por la CNC, el segundo motivo aducido por los espectadores para afirmar que van menos o nada es: “El precio de la entrada de cine es demasiado caro. »

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Aunque todavía marginal, la parte «no cinematográfica» de esta escalada. Son sesiones donde se emiten grabaciones de óperas, conciertos, espectáculos o deportes. La entrada a veces puede subir a 30 euros. Por ejemplo, las entradas para el concierto “Indochine – Central Tour”, mejor actuación no cinematográfica de 2022, fueron vendidas por 22 euros por Pathé. Así, en 2022, 500.000 entradas (por 9,3 millones de euros de facturación) no fueron para películas. No es mucho… pero el número de visitantes se ha cuadriplicado en un año.