Lluís Bassets: Ampliación del frente | Aviso

En la guerra, pocas cosas son lo que parecen. Todo queda emborronado a los ojos de los lejanos observados, los escasos testigos y los extenuados combatientes. Por la clásica niebla de la guerra, las operaciones de distracción y desinformación y la dimensión de las batallas, inaprensibles incluso a los protagonistas.

La toma de Bajmut puede significar una victoria, aunque luego sirva para poco. Apenas para lucirla como símbolo, puesto que el territorio conquistado de nada servirá a las fuerzas exhaustas que lo han ocupado e incluso será difícil defenderlo. En cambio, un minúsculo ataque, como la entrada de fuerzas irregulares ucranias en Rusia, resuelto en 48 horas, según sus autoridades, tiene todos los visos de un reves para el Kremlin, tal como Yevgueni Prigozhin, el jefe de los mercenarios de Wagner, se ha encargado de señalar para descalificar al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, por su ineptitud en la defensa de las fronteras.

Una vez más, no hay propósito de Vladímir Putin que no quede desautorizado. Invadió Ucrania para garantizar la seguridad rusa y 15 meses después, una columna entró en su territorio, siembra el pánico y obliga a desalojar a centenares de ciudadanos. Quiso demilitarizar Ucrania y ha conseguido que su ejército se uno de los mayores, más experimentados y perturbados e incluso armados de Europa. Su desnazificación se vuelve incluso verosímil gracias a los grupos ultraderechistas que han protagonizado la incursión. Y lo mismo con la OTAN, que quiso alejarse y ahora tiene más cerca.

Sus frecuentes ataques y sabotajes en territorio ruso, nadie reconocido abiertamente por Kiev, ni siquiera esta breve invasión, que ya ha despertado preocupación en Washington, especialmente por el aparente uso de armamento y camiones suministrados por Estados Unidos. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, la columna invasora superó el frente fortificado a dos kilómetros Rusia adentro, provocó la histeria de las redes sociales rusas y obligó a desalojar las armas nucleares en uno de los silos de la región. Hasta tal punto es un anuncio de la ofensiva de primavera, que muchos creyeron que ya era su comienzo.

Difícil creer que no hubiera coordinación con el Gobierno de kyiv. No tan solo por su carácter de distracción táctica, que ha obligado a desplazar tropas rusas hacia el territorio atacado, sino por el mensaje estratégico que manda al Kremlin y que solo puede crear impaciencia entre los aliados, preocupados por evitar la escalada. Ucrania no tiene por que limitarse a recuperar el territorio ocupado de soberanía ucrania, sino que sus tropas ilegales también podrían atacar el territorio ruso, e incluso el bielorruso si se terciara, a través de unas fronteras hasta ahora mal guarnecidas. Basta registrar las invasiones de Francia por Alemania, siempre a través de Bélgica, en 1914 y 1940. Al principio de las dos guerras europeas, por cierto.

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