Los sudaneses atrapados en la guerra después de que la embajada francesa destruyera sus documentos

Durante catorce días, la familia de Abu El-Gassim Mohammed cruzó Darfur a pie, huyendo de los violentos combates que se desataron en Al-Geneina, al oeste de esta región sumida en el caos desde el 15 de abril y el inicio de la guerra en Sudán entre el ejército regular y los paramilitares. Este mecánico, refugiado en Francia desde 2019, ha tenido dificultades para seguir por teléfono el éxodo de su mujer, Zahya, y sus cinco hijos, que tuvieron que separarse en pequeños grupos para escapar de los controles controlados por milicianos.

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Después de dos semanas de caminar, la familia finalmente encontró refugio en un campamento para personas desplazadas en El-Fasher, en el norte de Darfur. “En el camino, mi esposa fue atacada por los janjaweed y amenazada con armas. Los niños están aterrorizados. Tengo miedo de perderlos a cada momento, pero no pueden salir del país, porque por culpa de la embajada de Francia, ya no tienen pasaporte”.indignado el padre de familia.

En octubre de 2022, Abu El-Gassim Mohammed inició un procedimiento de reunificación familiar con las autoridades francesas para traer a sus familiares a Le Mans, donde reside. Durante muchos meses, la solicitud quedó sin respuesta. Peor aún, tras el estallido del conflicto, la embajada de Francia en Jartum cerró precipitadamente sus puertas y los pasaportes depositados por la familia fueron destruidos.

Operación «Sagitario»

A partir del 22 de abril, ante el recrudecimiento de los combates en la capital sudanesa, Francia organizó precipitadamente la evacuación de sus nacionales. Este diferente y delicado operativo, bautizado como «Sagittaire» y que movilizó a cerca de 150 militares, permitió albergar a más de 900 personas de diferentes nacionalidades.

En vísperas de la evacuación, el personal diplomático procedió a destruir la mayor parte del material presente en la embajada. Las instalaciones estaban llenas de confeti de documentos triturados, placas diplomáticas recortadas y teléfonos o computadoras de oficina destrozados. En la pila se separan varias decenas de pasaportes de ciudadanos sudaneses en espera de visados, rasgados a mano.

“Fue una emergencia. Hemos seguido al pie de la letra las instrucciones vigentes: directivas de seguridad nacional emitidas por el Quai d’Orsay en caso de evacuación. No se debe dejar ningún documento para no caer en malas manos”justificar una fuente diplomática dentro de la embajada.

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Una cincuentena de sudaneses se ven privados ahora de sus documentos de identidad, documentos necesarios para, en caso de no unirse a Francia, al menos para refugiarse en los países vecinos. Varios miles de personas siguen atrapadas ya que muchas cancillerías occidentales (Estados Unidos, Suecia, Italia, España y los Países Bajos, entre otras) también han destruido pasaportes almacenados en sus servicios consulares en Jartum. Solo China se ha encargado de devolver los pasaportes a sus dueños.

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