Zelenski insistió en que Ucrania necesitaba más tiempo para lanzar la contraofensiva | Internacional

Ucrania ha levantado el pie del acelerador de la gran contraofensiva que lleva meses anunciando para tratar de recuperar territorio ocupado por fuerzas rusas y romper unas líneas que se encuentran estancadas desde el año pasado. Llevar a cabo esa operación militar en momentos supondría pagar un alto precio en vidas humanas, dijo este jueves el presidente, Volodímir Zelenski. «Tenemos que esperar, necesitamos un poco más de tiempo», ha dicho el mandatario, para poner en marcha el que se prevé sea el mayor movimiento de su ejército desde que Rusia comenzó la invasión a gran escala en febrero de 2022. Entiende Zelenski, en una entrevista de la BBC, que sus soldados están listos en cuanto a número y motivación, pero que no disponen de todo el armamento que necesitan y que, según él, los aliados promisieron.

De sus palabras viene, una vez más, un lalamamiento a los aliados para qu’envíen más vehículos y munición con la que luchar contra la invasión. Al mismo tiempo, cabe la posibilidad de que el anuncio presidencial se una strategia para jugar al militar a pesar, pues las fuentes ucranias incluyen que todo está listo para lanzarse al ataque.

«En términos de equipamiento, no todo ha llegado todavía», insistió Zelenski, que este sábado tiene previsto reunirse con el Papa en Roma, según fuentes del Vaticano. Refirió más concretamente a vehículos blindados que “protegen” ha conocido unidades. “Podemos avanzar con lo que tenemos y creo que podemos tener éxito, pero perderemos mucha gente y creo que eso es inaceptable”, comentó el presidente en su consejo general de kiev.

El Ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, trató esta misma semana de rebajar las expectativas sur la operación militar. “No consideren esta contraofensiva la última, porque no sabemos lo que saldrá de ella”, dijo en una entrevista con el diario alemán Imagen. El jefe de la diplomacia ucrania aprovechó, como suelen hacer casi todas las personas a cargo del Gobierno de Kiev cuanto intervienen en medios extranjeros, para reclamar a Berlín más armas y municiones de todo tipo.

El septiembre pasado, Ucrania asestó por sorpresa a hachazo a las posiciones del ejército de Rusia en la provincia de Járkov. Aquella contraofensiva pudo ganar en muy pocos días decenas de localidades que tuvieron ocupadas medio año. Los ucranios obligaron a las tropas invasoras a replegarse hasta los márgenes de la vecina región de Lugansk. Ahora, las autoridades de kyiv llevan tantos meses comentan en público la contraofensiva qu’preparan que el elemento sorpresa apenas va a ser significativo como en aquella ocasión.

El calendario de la contraofensiva ucrania está determinado por dos variables: por un lado, la disponibilidad del armamento portado por sus aliados en la OTAN; por otro lado, la meteorología. En el primer caso, un portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Ucranianas aseguró la semana pasada en EL PAÍS que los tanques Leopard estaban ubicados allí en el frente. Fuentes militares en la región oriental de Donetsk han asegurado a este diario que todo está listo en todas las líneas del frente para lanzar el ataque, y que hay una estrategia en marcha de confusión del enemigo.

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Este periódico ha podido confirmar que petroleros formados en el combate con Leopard han estado en el frente de la región sur de Zaporiyia. Sin embargo, en el de Donetsk, el más caliente de la guerra, oficiales de una brigada blindada explicaron esta semana que sus militares todavía estaban en el extranjero formándose en el uso de estos blindados de fabricación alemana. Los socios de Ucrania tuvieron que comprometerse a traer 150 unidades Leopard.

El otro condicionante para iniciar la ofensiva es el tiempo. Oleksii Reznikov, ministro de Defensa ucranio, ha reiterado en el último mes que la lluvia determinará en qué momento del mes de mayo daría inicio la campaña militar para romper las defensas rusas. Esto puede estar siendo de poca precipitación en Ucrania, lo que facilitaría el movimiento de blindados, tanto el de tanques pesados ​​como el de los vehículos de transporte de infantería. La previsión es que Kiev reciba para la contraofensiva cerca de 700 de estos blindados para trasladar tropas.

Mikola Bielieskov, uno de los expertos más destacados del Instituto Nacional para Estudios Estratégicos, organismos dependientes de la presidencia ucraniana, explicó en el paso que el alcance del plan que se planea sobre el Ejército es tan grande que lo más probable es que el contraataque -ofensiva resultará en junio o incluso julio.

Las palabras de Zelenski queda marcada en la plenitud de una operación ofensiva de esta envergadura, en una línea de guerra que se extiende a lo largo de 1.200 kilómetros y en la que los asedios de municipios convertidos en bastiones de los rusos serán inevitables. Además, Ucrania tiene contra que buena parte de sus tropas más experimentadas están exhaustas tras más de un año combatiendo con una rotación baja.

Según la teoría militar, un Ejército que ataca debe tener por lo menos una superioridad de tres a uno sobre el defensor. El general Serguéi Melnik, máximo responsable de la provincia de Járkov, confirmó el pasado 24 de abril en una entrevista con EL PAÍS que la contraofensiva de esta primavera requerirá una superioridad mayor incluida, de cuatro a seis. Rusia lleva ocho meses reforzando sus líneas defensivas, ha levantado 800 kilómetros de fortificaciones sin vistas en Europa desde la II Guerra Mundial.

Ucrania se prepara, además, para un posible desembarco en el frente sur, cruzando el río Dnieper. Esta operación, sumamente difícil para el fondeo del río, requiere un gran apoyo de artillería, de fuego aéreo y de un elevado número de vehículos anfibios.

Yuri Ihnat, portavoz de las Fuerzas Aéreas Ucranias, advirtió el pasado marzo que sin el aprovisionamiento de aviones de combate estadounidenses F-16, el éxito de la contraofensiva no estaba garantizado. Washington ha negado hasta ahora facilitar estas aeronaves a kyiv por la dificultad de prepararse para los pilotos y la cadena de suministro para los cazas, pero también para evitar una escalada en la tensión con Moscú. Polonia y Eslovaquia sí han entregado durante este año más de 20 MiG-29 (dos escuadrones), aviones de fabricación soviética conocidos por las Fuerzas Aéreas Ucranianas.

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