«El uso sistemático de consultores socava la experiencia de la esfera pública»

IHace quince días, el majestuoso hotel Bayerischer Hof acogió la conferencia de seguridad de Múnich. Durante el fin de semana, líderes internacionales y especialistas geopolíticos discutieron el futuro de la guerra entre Ucrania y Rusia. Un anfitrión tan omnipresente como discreto se coló en medio de este ballet diplomático orquestado bajo la égida del gobierno alemán: McKinsey. “Durante la última década, la consultora con sede en los EE. UU. ha despejado silenciosamente la agenda de la conferencia, dirigiendo todo, desde el enfoque del informe hasta la agenda del evento y las listas de invitados »descifrar una investigación del sitio de EE.UU. política.

En respuesta, los organizadores de la conferencia insistieron en el carácter » independiente « Y «no partidista» del evento, mientras que la consultora ha querido poner en perspectiva su papel, definiéndose como una » pareja « buscar beneficiarse voluntariamente participantes de su experiencia internacional. Esta polémica es solo un nuevo episodio en el debate sobre el lugar que ocupan las consultoras en la esfera pública.

El tema marcó la última campaña presidencial en Francia. Las críticas se centran en el poder existente y su propensión a consentir imprudentemente a los simpatizantes, cuya eficacia queda por demostrar. Un informe de la Comisión de Investigación del Senado afirmó que los contratos entre el Estado y los gabinetes habían «más del doble» entre 2018 y 2021, por un importe récord de más de 1.000 millones de euros en 2021. En diciembre de 2022, el Palacio de Luxemburgo adoptó una enmienda destinada a “establecer una verdadera transparencia en los servicios de consultoría”. En vano: el texto finalmente no se mantuvo en la ley de finanzas de 2023.

Lea también: Artículo reservado para nuestros suscriptores Asunto McKinsey: Ejecutivo y Senado se acusan mutuamente de instrumentalización política

El hecho de que este intento de regular las prácticas esté ardiendo desde hace mucho tiempo no debe cerrar el debate sobre un tema que va mucho más allá de nuestras fronteras, como muestra el libro de dos economistas del University College London (UCL), Mariana Mazzucato y Rosie. Collington, el gran idiota (“la gran estafa”, Allen Lane, 368 páginas, 28 euros, sin traducir). ¿La tesis apoyada por los dos autores? “Cómo la industria de la consultoría debilita nuestros negocios, infantiliza a nuestros gobiernos y distorsiona nuestras economías. » Estriptista.

Dependientes de McKinsey y otros Deloittes

El libro describe el auge de las firmas consultoras en el ámbito público, que a fuerza de externalizar sus competencias acabaron dependientes de McKinsey, Boston Consulting Group, PwC y otras Deloittes. Al confiarles cada vez más misiones sobre el desarrollo de políticas públicas, la gestión de crisis o incluso la racionalización de funciones, los gobiernos han terminado por perder toda confianza en su propia capacidad para liderar realmente.

Te queda el 51,49% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.